El momento del baile es uno de los más especiales y con más tradición del día de la boda. Desde que la realeza del siglo XIX comenzara a popularizar el vals entre recién casados, este momento se ha extendido como un protocolo casi obligado en estas celebraciones.
Aunque se ha convertido en habitual abrir el baile los ya marido y mujer, para después continuar con los padres o invitados que lo deseen, ¿te has planteado volver a los inicios de la tradición y abrir el baile nupcial con tu padre?
Es una tradición ancestral que simboliza el amor que une a padre e hija y que, tras ese primer baile, la entrega al novio para comenzar una nueva vida.
Personalmente creo que puede ser un momento muy emotivo y lleno de significado.
Al igual que en la pedida de mano, aunque de forma más íntima, es el padre quien acepta la unión de su hija y esta escena puede trasladarse al primer baile del día de la boda.
Poder dedicar un instante de ese día tan especial a tu padre, en el que apenas da tiempo a nada, será un gran detalle para él que recordará siempre. Y tú también.
Si decides abrir el baile con tu padre, tendrás la oportunidad de tener un ratito “a solas con él”, y de recordarle lo importante que es para ti.
Podrás darle las gracias por todo su apoyo a lo largo de los años. Por leerte cuentos por las noches. Por ayudarte a aprender a sumar. Por las noches en vela. Por hacerte la coleta antes de ir al colegio. Por ponerte una tirita cuando te tropezabas y ayudarte a levantarte. Por creer en ti más que tú misma. Por celebrar cada uno de tus éxitos con alegría infinita. Por estar ese día allí contigo.
Espero haberte convencido de elegir esta opción tan especial de la que no te arrepentirás.
