Si la novia fuera yo…

Las flores aportan alegría, serenidad y frescura. Son un detalle del que no se puede prescindir en una boda. Ellas son también protagonistas de la celebración. Es impensable pensar en este día sin el ramo de la novia, los arreglos florales para la ceremonia o los centros de mesa. Nada sería lo mismo sin las flores.

Hoy vuelvo a retomar esta declaración de intenciones sobre las celebraciones nupciales en las que te cuento qué haría yo si estuviese organizando mi boda para contarte cómo escogería las flores teniendo en cuenta las diferentes estaciones del año y distintos estilos nupciales.

Fotografía: Pablo Laguia

Si la novia fuera yo… y mi boda se organizara en invierno las mimosas formarían parte de la decoración. Su alegre color amarillo y su versatilidad permitirían crear un escenario cálido y rústico ideal para ambientar la estación en la que se celebra el enlace.

Si la novia fuera yo… y mi boda fuera en primavera optaría por un ramo silvestre inspirado en la explosión natural de las flores en esta estación. Combinaría flores de temporada con toques verdes para darle un toque shabby chic.

Fotografía: Pablo Laguia

Si la novia fuera yo… y mi boda se celebrara en verano al aire libre podría disfrutar de la belleza de las hortensias en estado puro. Su variedad de tonos, desde el blanco puro hasta el azulón, pasando por el rosa, el fucsia, el verde o el morado, permiten todo tipo de combinaciones.

Si la novia fuera yo… y mi boda fuera en otoño, la decoración estaría inspirada en las tonalidades del bosque. Por ello escogería flores preservadas y añadiría detalles naturales como frutos secos o frutos rojos.

Si la novia fuera yo… mi ramo sería un delicado y romántico bouquet de rosas en una suave tonalidad rosada. No tendría hojas verdes como adorno, pero sí mucho volumen. Sería sencillo, pero llamaría la atención.

Si la novia fuera yo… elegiría las orquídeas por su originalidad. Esta flor elegante podrían ser el adorno perfecto que llevarían el novio y los testigos en la solapa de sus trajes. Sería una boda fresca.

Si la novia fuera yo… las calas serían un imprescindible de mi boda clásica. Son perfectas tanto en los centros de mesa como en ramos grandes. Su forma acampanada recuerda a la silueta de la novia y por ello son una pieza clave para estas celebraciones.

Si la novia fuera yo… el toque de color romántico y sencillo vendría de la mano de las anémonas. Son delicadas como las amapolas y existen más de 120 de variedades. Es una flor original que orientaría mi boda a un estilo actual.

Si la novia fuera yo… las peonías, esas flores parecidas a las rosas pero con una flor algo más abierta, se serían mi opción en el caso de elegir una boda de estilo vintage. Mantienen una frescura especial y delicadeza que forma parte temporada tras temporada de las tendencias nupciales.

Si la novia fuera yo… me dejaría llevar por la fragancia floral durante todo el día de mi boda. Nada más levantarme y al comenzar con los preparativos encendería mi vela Flower for the Bride. Una delicia compuesta por el aroma de la romántica peonía, la frescura de pomelo y la vitalidad de frutos secos. Su aroma sería el recuerdo de un día inolvidable.

Fotografía: Pablo Laguia

Si la novia fuera yo… me dejaría asesorar por un profesional, uniendo mis gustos personales con la temática de la boda. Es importante que la armonía sea la guía que identifique y que dé sentido a todos los elementos que forman el estilo de la celebración.

… Y tú, ¿qué flores elegirías si fueras la novia?

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