Si la novia fuera yo…

Si estás preparando tu boda, ahora mismo estarás rodeada de mil listas en las que has anotado todo lo que consideras fundamental para que ese día sea realmente perfecto.

Sabes cómo quieres decorar el lugar de la ceremonia, a qué hora comenzará el aperitivo y qué canción sonará cuando tu marido y tú abráis el baile, pero ¿has pensado a qué dedicarás la mañana de tu boda?

Tus últimas horas de soltería tienen algo de mágico y no está de más pararte por un momento a pensar cómo te gustaría vivirlas.  En el post de hoy dejo volar mi imaginación y sueño cómo sería la mañana de la boda si la novia fuera yo…

 

Fotografía © Casilda de la Pisa

 

Si la novia fuera yo… me iría temprano a la cama la noche anterior para descansar en condiciones. Como es probable que los nervios me traicionaran, tomaría una infusión relajante y trataría de distraerme con un libro hasta conciliar el sueño.

Si la novia fuera yo… comenzaría el día con un largo baño de espuma. Dedicaría tiempo a aplicarme mis cremas favoritas en rostro y cuerpo para sentirme fresca y relajada y, así,  poder disfrutar de los preparativos con todos los sentidos bien despiertos.

Si la novia fuera yo… me arreglaría en casa de mis padres. Añadiría un nuevo recuerdo al escenario de mi infancia y aprovecharía la ocasión para pasar un rato a solas con mi padre, que seguramente estuviera aún más nervioso que yo.

Si la novia fuera yo… apagaría mi teléfono y me olvidaría de él hasta la mañana siguiente. Mi wedding planner o alguna amiga serían las encargadas de comprobar que todo funcionara según lo previsto y yo me despreocuparía por completo de los pequeños detalles de última hora.

 

Fotografía © Beatriz Goiri

 

Si la novia fuera yo… prepararía mi papel de cartas y escribiría pequeñas notas a la gente que más quiero para hacérselas llegar el día después. Por supuesto dedicaría unas líneas al novio, pero no me olvidaría de mi abuela, de mi hermano… e incluso pondría por escrito cómo me siento para leerlo yo misma algunos años después.

Si la novia fuera yo… tomaría un desayuno digno de una princesa. Encargaría un bizcocho en mi pastelería favorita y pediría a mi madre que me preparara el zumo de naranja, como cuando aún iba al colegio. Disfrutaría con mi familia de ese último café de soltera y les pediría que nos hiciéramos una foto todos juntos en pijama. No se me ocurre un punto de partida mejor para el día de mi boda.

Si la novia fuera yo… escogería con mimo el conjunto que llevaría durante los preparativos. Iría yo sola a comprar una prenda que realmente me robara el corazón y que me hiciera sentir única y favorecida para después guardarla como recuerdo de ese momento tan especial.

 

Fotografía © Patricia Semir

 

Si la novia fuera yo… buscaría el espacio perfecto para maquillarme y peinarme. Procuraría estar cómoda, contar con luz natural y que los profesionales que vinieran a trabajar estuvieran a gusto.

Si la novia fuera yo… sólo mi madre y mi hermana me acompañarían durante los preparativos. Mi mejor amiga vendría más tarde para ayudar a terminar de abotonar mi vestido y nos daría la risa al recordar cómo le conté aquel día que había conocido a alguien especial.

Si la novia fuera yo… tendría preparada una playlist a modo de banda  sonora para los preparativos. Sería ambiental y relajada para ayudarme a controlar los nervios, pero también incluiría algunas de mis canciones de verano favoritas para subir el ánimo y darme cuenta de que el resto del día ¡va a ser una gran fiesta!

 

Fotografía © La Fotografía de Tu Boda

 

Si la novia fuera yo… buscaría el lugar ideal para colgar mi vestido de novia. También colocaría con cuidado en un sitio bonito mis zapatos, mi perfume… y quizá decoraría el tocador con algunas flores.

Si la novia fuera yo… y llevara una joya de familia, pensaría con emoción en todas las novias que la utilizaron antes que yo. Me sentiría muy especial al darme cuenta del significado y la carga emocional que acompañarían al gesto de ponerme yo también esa pieza el día de mi boda.

Si la novia fuera yo… encendería una vez más mi Flowers for the Bride y dejaría que el aroma a pomelo, peonía y frutos secos se asociara para siempre a la mañana de mi boda.

 

Fotografía © Sara Frost

 

Si la novia fuera yo… me permitiría hacer alguna tontería y aprovecharía la presencia del fotógrafo para inmortalizar ese momento. Sé que con el tiempo me gustaría recordarme a mí misma cómo me sentía esa mañana: enamorada, despreocupada y feliz.

 

…Y tú, ¿cuál sería el detalle imprescindible la mañana de tu boda?

 

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